lunes, 22 de octubre de 2007

De Efesos y Diluvios

Pasear por Efeso,por lo que debio ser aquella ciudad, impresiona. Habia vivido el viaje con dos tentaciones: Efeso y la Isla de Lesbos. Aunque no contaba con la lluvia. El cielo matutino y la posibilidad de plantarse con facilidad en Efeso eran tentadores. Aunque tambien, despues del dia de descanso, invitaba la bici. Las piernas estaban por fin preparadas. Pero en estas cosas tambien cuenta el cielo. En el Neolitico ya habia asentamientos en donde luego estaria Efeso. Ya los Lidios y los Frigios hicieron aqui una ciudad. Pero cuando llego Alejandro y su general, Lysimakos, cuando aquello se lo quedaron los romanos, no pudo ser mas que algo gigante. Se siente caminando por la calle pricipal, una gran avenida rodeada de columnas, de estatuas, de grandes casas, de los templos de Domiciano y Adriano, de teatros, de bagnos, dededes... Segun se sube hay que atravesar la puerta de Hercules, para ir a dar a un pequegno teatro, el Odeon. El suelo de la avenida es todo de Marmol, como una gran calzada romana perfectamente conservada por la que se camina entre los brillos del reflejo que deja el cielo, impresionante, descansando ligeramente de una gran tormenta para desembocar en otra, brutal. En los tres kilometros que unen Efeso con Selçuk me cae tanta agua como en mi vida. Estas cosas tambien pasan hasta a los precavidos que han querido evitar la lluvia. Pero Efeso, dedicada a Artemis, bien merece un chaparron. Un inmenso chaparron. La incertidumbre y las previsiones metereologicas lo inundan todo. Apnas se puede salir del hotel. Llueve y truena. Es comprensible que todo aquello este dedicado a Artemis. Un gran monte lo rodea todo, y, sobre el, bien emplazado, el gran teatro romano, el doble de aquel que habiamos visto en la Hıerapolis de Pammukale. Algo conmovedor, como el pensar que por aquella avenida habia paseado Heraclıto ('Heraclito, hermano, compagnero'). Por las mismas piedras que yo paseaba ahora, conmovido, 'con mis luces encendidas'. Entre las nubes trato de hacerme una composicion de lugar, tanto del urbanismo como de la arquitectura como de la organizacion social;y vuelvo a encontrarme el Teatro como el gran centro, especialmente celebrado en las celebraciones de Abril. Pero es que aquello era tambien un centro de musicos y poetas, embebidos siempre en las imagenes mitologıcas que lo ocupan todo. El espacio de la Biblioteca, y su fachada, es conmovedor. Y el respeto que le lluvia todavia me deja, tambien. Hasta que me decido a abandonar aquel lugar, con la sensacion de apenas haberlo rozado, despues de escuchar a un grupo de cristianos bolivianos ensalzar su pasion cristiaa enfervecidos por la acustica del teatro. Lo que en otro momento pudiera haberme provocado vergüenza ajena, me conmueve: 'No traiciones nunca tu primer amor; no olvides nunca de donde has caido' Lo dice San Pablo, que ejercio el Evangelio en Efeso durante mas de dos agnos. En el aguacero me siento un poco alejado de Pergamo, aunque tambien de este lugar. todo parece lejos bajo la lluvia. Celso ha sobrevivido. Un valiente. Bajo la lluvia me dejo cautivar por los relatos de Sharasada, no sin cierta inquietud. Como un caracol intranquilo.

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